1.12.08

Cuentos para mayores...

Como el viento a mi ventana aquel día de otoño.
La noticia me hizo daño.

Y hacía tanto que nada me hacía daño, que me sentí viva otra vez.
Después de tanto tiempo.

Pensé que a lo mejor con un poco de paciencia, podría volver a ser feliz, aún con las cicatrices que tus uñas dejaron en mi espalda. Aún con el recuerdo vivo y la paciencia de tenerte, agotada.

"Me voy."

Y ya está. No hay nada más que decir. Ni puedes hacer nada para que cambie de opinión, ni voy a cambiar. Porque no quiero. Porque no te quiero.

"Pues lárgate."

El silencio, mi banda sonora.

Y entonces, a lo lejos, un sonido familiar me hizo sonreir. Aunque se inundaran mis mejillas con el sabor salado de lágrimas sin sentido. Algo me hizo sonreir.

"¿Con qué ley condenarte
si somos juez y parte
todos de tus andanzas?"

Y la sonrisa se volvió carcajada. Y cerré los ojos, me dejé caer en la cama y respiré.

Viva, como ya dije. Después de tanto tiempo.

La voz rota de Joaquín, la música y mis pensamientos se fundieron.

Y empecé una nueva historia. Real esta vez. No un cuento con dragones y princesas vestidas de rosa. Porque siempre he odiado el rosa.



Nuria.

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